Desde el comienzo de la historia hubo personas con gran poder de observación que hicieron de la naturaleza su escuela de medicina mientras que otras, la gran mayorÃa, enfrentaba los males encomendándose a la fuerza divina con la sucursal más próxima a sus hogares terminando a merced del infaltable grupo de los charlatanes que como única virtud tenÃan la de tomar los conocimientos de los primeros, ponerse con palabras un pomposo disfraz de deidad y luego venderles a los segundos una divina sanación -cualquier similitud con alguna "iglesia" de la actualidad es mera coincidencia-.
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