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Pruebas
Toyota Aygo VVT-i: desenfado urbano.
Un utilitario no tiene por qué ser el coche aburrido y monótono con el que desplazarse por ciudad sin que el resto de conductores se fijen en él. Por suerte este tópico ha pasado a la historia hace tiempo y los constructores diseñan cada vez utilitarios más desenfadados en los que la gente se sienta a gusto, pase un rato divertido, se sienta diferente y además esté conectada.

 Javier Millán - Publicado el 02/septiembre/16
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Un claro ejemplo es el Toyota Aygo, el modelo más pequeño que comercializa el fabricante japonés en España. Que sea el más reducido de tamaño no significa que solo haya una versión o pocos colores como sucedía antes en la mayoría de las marcas.

El Aygo puede elegirse en tres y cinco puertas, con tres acabados (x-play, x-cite y x-clusiv), con caja de cambios manual o automatizada (en ambos casos de cinco velocidades), en diferentes colores para la carrocería que se pueden contrastar con un acabado diferente para el paragolpes frontal e incluso con un techo practicable de lona que lo acerca a un descapotable, sin llegar a
serlo.

Debido a que las ocho ediciones (la última acabó en julio pasado y no hay visos de continuidad) del Plan PIVE (de incentivos a la ayuda de compra de vehículos eficientes) han impulsado sobremanera la venta de los utilitarios, las actualizaciones y las llegadas de nuevos modelos están a la orden del día.

Es el caso de Toyota, que ha sometido al Aygo a una actualización en la que está incluida una nueva edición especial, la segunda de Aygo x-clusiv, descapotable y con carrocería en `x-gris oscuro`, que es la que ocupa esta prueba realizada por Efe. Reemplaza a la de carrocería `x-negro`, que montaba diversos elementos en contraste en color `x-plata`, la cual se comercializó
entre enero de 2015 y junio de 2016.

Lo que no cambia es que este vehículo del segmento A sigue destacando por su diseño juvenil y llamativo. Sin embargo, en la unidad analizada, en color gris, la lona queda camuflada, lo que le resta visibilidad ante el resto de conductores y de peatones.

El mecanismo para plegar la lona es eléctrico. Una vez abierta, queda replegada en la zona trasera de la carrocería, dejando al aire las cabezas de los ocupantes de las dos filas de asientos, lo que es de agradecer para que unos no se sientan menos que otros.

No goza de un aislamiento acústico completo, a pesar de que, según Toyota, la cuidada fabricación y los excelentes ajustes así lo garantizan. Para comprobarlo solo hay que circular por un túnel y que una moto adelante al vehículo.

El habitáculo va ahora en color gris pulido y cuenta con asientos tapizados de cuero, algo no disponible anteriormente en esta variante de la gama Aygo.

Como si de un juguete de construcción se tratase, se pueden adquirir, a posteriori, más de una decena de piezas que pueden sustituirse fácilmente y con las que personalizar aún más el coche. Es el caso de los embellecedores para las salidas del aire en el interior del vehículo, para el portón trasero, para los contornos de los faros antiniebla, para las puertas delanteras, para la central con el logo de Toyota...

El objetivo es desterrar por completo la idea de que un utilitario solo es un coche con el que moverse de una forma gris y triste por ciudad.

Para que este paseo sea confortable Toyota ha apostado por el motor de gasolina 1.0 VVT-i de 69 CV a 6.000 rpm y con un par máximo de 95 Nm a 4.300 rpm.Es con el único con el que se puede adquirir el Aygo, que es primo hermano de los Peugeot 108 y Citröen C1. Frente a éstos tiene una desventaja: los dos galos están a la venta también con un motor 1.2 de gasolina de 82 CV, frente al de 69 CV del nipón.

Y con el citado 3 cilindros el Aygo tiene ciertas limitaciones para las excursiones fuera de la ciudad, a pesar de que puede alcanzar una velocidad punta de 160 km/h. En el caso de circular por una autopista con un firme que sume varias pendientes al vehículo le cuesta mantenerse en una velocidad
crucero de 120 km/h, una falta de pegada que también se nota en carreteras de puerto.

Y es que su mejor hábitat es una ciudad llena de coches, con callejuelas estrechas y con pocos sitios para aparcar. En ellas el Aygo se mueve como pez en el agua. A ello contribuye una transmisión de cinco velocidades con un
desarrollo de las relaciones cortas, que permite una transición fluida entre ellas sin asperezas ni ruidos.

Con el propulsor tricilíndrico tiene suficiente potencia para salir rápido de un semáforo o cambiar de carril, callejea fácilmente y buscarle un hueco para aparcarlo no es problema.

Es en las urbes donde mejor se puede sacar el potencial de este pequeño propulsor -que peca de ruidoso en carretera al pisar el acelerador con decisión para ganar velocidad-, para el que la marca ha homologado un consumo mixto de 4,1 l/100 km.

En recta tiene un comportamiento estable al que contribuye lo ancho del vehículo (algo más de 1,60 metros), que, visto desde atrás lo parece aún más en contraste con las ruedas que monta en medida 165/60 R15.

En curva rápida se nota el peso ligero de este vehículo (menos de una tonelada) y la altura, que en ningún momento compromete al conductor ya que las oscilaciones de la carrocería no son preocupantes y son lógicas cuando se entra fuerte en una curva.

Para los que quieran sentirse más seguros en este divertido automóvil la marca japonesa ofrece, por 400 euros, el paquete de seguridad Toyota Safety Sense, que incluye Sistema de Seguridad Precolisión y Avisador de Cambio Involuntario de Carril. Otros opcionales interesantes por precio son el navegador (350
euros) o el cambio automático x-shift.

Y ya que hablamos de los asistentes a la conducción destacar que el puesto de conducción ha sido diseñado para tener todo a mano. El volante multifunción se regula solo en altura y el sistema para colocar los espejos retrovisores exteriores está en una posición algo baja y apartada de la vista por lo que es recomendable -y lógico- hacer los ajustes necesarios antes de iniciar la marcha.

El cuadro de relojes tiene una sola esfera en la que se puede ver el consumo del automóvil (en la prueba ha marcado 5,2 l/100 km debido a que en la mayoría del recorrido ha sido en autopista y se ha hecho un uso intensivo del aire acondicionado por la ola de calor), o la distancia recorrida.

Como curiosidad reseñar que la puesta a cero se hace a través de unos botones parecidos a los que montan algunos coches para cambiar la hora y no desde el volante o desde la pantalla central.

En la citada esfera también se puede conocer la temperatura exterior y el nivel de llenado del depósito de gasolina, así como la velocidad a la que se circula. Las revoluciones por minuto a las que va el motor se han de comprobar en el lado izquierdo de la esfera.

En el centro del salpicadero se ha situado la pantalla que integra el navegador y la cámara de marcha atrás; y por debajo el aire acondicionado con regulación eléctrica.

La sensación al acceder al interior del vehículo es desenfadada y juvenil. Abundan los plásticos duros y los asientos de una sola pieza, que en la unidad probada van rematados en piel, lo que le daun plus de calidad al coche.

Lo que no sobran son huecos para dejar el móvil, la cartera o las llaves, pero hay que recordar que se trata de un vehículo de 3,45 metros en los que se da cabida a cuatro personas y sus bultos.

En la parte trasera hay espacio para dos ocupantes, las ventanillas tienen apertura de compás y el espacio para los dos ocupantes está bien salvo que midan 1,80 metros. En este caso sí agradecerán que la climatología sea benigna y se pueda retirar (en dos fases) la lona para gozar de más sensación de amplitud.

Los asientos traseros se pueden tumbar en una proporción 50:50
para dar mayor espacio al maletero, que cubica 168 litros. El portón para acceder a él es de cristal.

Las puertas traseras son más pequeñas que las delanteras por lo que pueden dificultar el acceso a personas con movilidad reducida. Lo que quedan es muy bien integradas en colores oscuros, por lo que parece que nos encontramos ante un dos puertas.

Visto desde frente la x que exhibe le da cierto aire de chico malo y rebelde que quiere hacerse destacar por donde pasa. A esa imagen distinta ayuda también la posición de las luces diurnas de led: en los extremos y de forma oblicua.

Lateralmente destaca la elevada cintura, cuya línea se acentúa aún más por la posición en la que quedan los tiradores de las puertas.

Si del morro decimos que busca transmitir aplomo, de la trasera hay que señalar que lo consigue. Las luces con forma de boomerang, el portón de cristal y el abombamiento del techo expresan solidez y envergadura en "frasco pequeño".

En conclusión, el Toyota Aygo es un utilitario con buen porte y un diseño diferente que goza de un comportamiento noble, pero al que le falta algo de garra para excursiones largas.

La ventaja de contar con cuatro puertas le hace un buen aspirante como primer coche o como segundo de una familia. El precio que hay que pagar para hacerse con uno está en la banda alta del segmento, pero siempre hay que acercarse a un concesionario para ver en cuánto puede rebajarse la factura.

Toyota para facilitar la compra ofrece una multiopción que denomina pago por uso y que permite, tras una cuota inicial y unos pagos mensuales durante unos años, quedárselo, devolverlo al concesionario o darlo como entrada para otro nuevo

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