Prueba del Mercedes CLS Shooting Brake 350 Bluefficiency: lujo inédito.

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Prueba del Mercedes CLS Shooting Brake 350 Bluefficiency: lujo inédito.

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Angel Alonso - Publicado el 09/04/13

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La marca de la estrella no oculta que este coche, "con formas sin parangón", se ha instalado en una isla solitaria, ausente de competencia, pero asegura que no tardarán en salirle rivales como pasó con el CLS y las posteriores creaciones de BMW (Serie 6) y Audi (A7 Sportback).

El CLS Shooting Brake responde a un concepto de vehículo de tracción animal lejano en el tiempo, en forma de carruajes con carrocerías ligeras y variables en capacidad en los que se transportaban los aperos para la caza, pero que, a su vez, montaban asientos para llevar a los cazadores. Un sistema decimonónico de modularidad en aquellos tiempos de movilidades complicadas.

Este Shooting Brake de Mercedes adopta, pese a su personalidad coupe, una arquitectura de importantes dimensiones. No rompe mucho con el CLS coupe original, pues solo gana casi dos centímetros de longitud y un poco más de batalla, pero iguala en anchura y altura.

La espectacularidad de sus líneas residen en un capó muy alargado, la línea estrecha de las ventanillas sin marco y el techo inclinado de forma prominente hacia atrás, desde el pilar central a la zaga, en donde la ruptura con el CLS se produce al divisarse un portón de trazo aerodinámico que configura la auténtica personalidad de este coche.

La firma de Stuttgart ha creado, pues, un cesto con escasos mimbres, es decir la variación de la tapa de un maletero por el portón, pero de resultados muy estéticos y sin romper esa estética coupe que ha pretendido en todo momento, aunque con el toque de funcionalidad que siempre depara una carrocería de resabios familiares.

Los elementos funcionales se aprecian mejor dentro que fuera. Por ejemplo, el CLS Shooting Brake, es un cinco plazas auténtico, en la configuración 2+3, y no 2+2 del CLS coupe sedán, si bien la plaza central de la segunda fila arrastra un pequeño margen de incomodidad, más por textura que por amplitud, ya que este ronda los 1,90 metros de anchura.

El maletero, de una capacidad de 590 litros, 70 más que el CLS, redunda en estas características, pero el elemento práctico choca con una concesión al lujo, que descoloca un poco con el piso de madera de cerezo, propia de los yates, y que se ofrece como opción por el nada módico precio de 3.950 euros.

Lujo y confort sí son características propias y bien ganadas en el habitáculo del CLS Shooting Brake y se empieza por los asientos delanteros que, tapizados en cuero de alta calidad, permiten todo tipo de regulaciones automáticas y el masajeo de la zona lumbar. Con esos ingrediente es fácil suponerles de por sí una comodidad de muy alto standing.

La panorámica es excelente en la visión frontal, pero queda muy reducida por los atributos del diseño cuando se trata de mirar por los laterales o guiarse por la ventanilla trasera, esta última, estrecha y angosta.

El lujo se divisa de primera y máxime si la unidad de prueba incorpora elementos del paquete sofisticado y deportivo AMG, con el volante de tres radios forrado en napa, los pedales deportivos de acero inoxidable y las molduras de fibra de carbono con lacado brillante.

Al igual que en todos los Mercedes su tecnología punta llegar a ser un poco invasiva en la forma que tiene de disponer una amplísima gama de dispositivos que llevan al desconcierto del conductor durante bastante tiempo, aunque, luego de familiarizarse con ellos, se cae en la cuenta de la utilidad de la mayor parte de ellos y de lo cómoda que hacen la vida a bordo.

La unidad motriz sometida a prueba ha sido la de gasolina de seis cilindros y 3.5 litros con 306 CV de potencia. Tratándose de una mecánica Mercedes, hablar de refinamiento en todo este contexto suena a redundancia. Pero no deja de haber sorpresas, y una de ellas es la tranquilidad que aparenta en los bajos regímenes, donde se deja llevar con una suavidad pasmosa y las reacciones rugientes e instantáneas que ofrece cuando surge una pisada decidida del
acelerador, donde se siente un leve efecto patada. Es, en definitiva, un motor que conjuga con mucha habilidad la conducción sosegada del viaje tranquilo, con la más radical y deportiva.

El consumo, a priori, tiene elementos de penosidad. Hay que mover una estructura de 1.800 kilogramos. No es desdeñable su construcción en seis cilindros y su registro de potencia induce a pensar en glotonería. No es así. A registros de velocidad normales, este coche ha presentado gastos un poco superiores a los 8 litros cada cien kilómetros, pero la sensibilidad del acelerador se corresponde con la del medidor de consumo y un pie impaciente puede llevar, con suma facilidad, a gastos muy por encima del doble de esa cantidad. El sistema start and stop, de serie en toda la gama, ayuda en esa
mesura.

La transmisión es automática de siete relaciones, digna de elogio por la suavidad y precisión con la que lleva a cabo los cambios y lo bien escalonados que están. Para una conducción más creativa permite el uso de una tipología manual, accionado las levas junto al volante, pero éstas son pequeñas y pasan desapercibidas en los primeros contactos con el coche.

Las altas cotas que marca este Mercedes también hacen pensar en una escasa agilidad de movimientos, sobre todo en el medio urbano. Otro juego a los equívocos que se desmonta en cuanto se conduce. Una dirección precisa al máximo, y con un diámetro de giro muy corto, aunque no notificado por el fabricante, ayuda estupendamente en las maniobras por exigentes que éstas sean.

La rodadura es sencillamente portentosa; primero, por un chasis muy reforzado en sus puntos vitales; segundo, por unas suspensiones magníficamente ajustadas en recorrido y dureza; tercero, porque un coche con una docena de sistema electrónicos de ayuda deja muy poco al azar en esta materia.

De esos sistemas destaca el sistema de freno PRE-SAFE que a la hora de detectar un peligro emite las pertinentes advertencias acústicas y si no hay reacción frena automáticamente en dos etapas y dos segundos antes de la retención retiene con la fuerza suficiente para mitigar al máximo los efectos de la colisión. Ligados a este sistema de frenada se conjugan el servofreno de emergencia BAS PLUS y el DISTRONIC PLUS.

El Control Activo de Ángulo muerto es otro elemento que se agradece, pues avisa con señales luminosas y acústicas en el retrovisor exterior de la circulación por los laterales de otros vehículos y si, por cualquier razón, el conductor ignora estos avisos, el sistema frena con suavidad las ruedas del lado opuesto
para corregir la trayectoria.

La iluminación cuenta con un sofisticado sistema de luces LED que contiene cinco funciones de alumbrado, un sistema de visión nocturna y, en cuanto a ayudas, entre otras, la posibilidad de detectar espacios para el aparcamiento y ejecutarlo de forma automática.

Se añade el detector de cambio de carril, donde la invasión del mismo sin percibirlo el conductor y sin su reacción, frena las ruedas del lado opuesto mediante el ESP.

Elementos preventivos son el ATTENTION ASIST, en el que sensores de alta resolución analizan hasta 70 parámetros que pueden detectar la fatiga del conductor, como la velocidad, las aceleraciones, los accionamientos de los pedales y de los intermitentes, entre otros.

El Mercedes CLS Shooting Brake es un coche exclusivo que arrastra las lógicas tarifas de los coches exclusivos. Esto se traduce en precio que, en el primer repaso, ya deja muchas posibilidades en el camino. Parte de un nominal ya de por sí alto, pero llama la atención la diferencia que existe a la hora de dotarlo de paquetes de equipamiento. Un ejemplo está en este modelo de prueba. Arranca en 76.500 euros, pero "decorarlo" con todo lo que lleva, lo sube hasta casi 107.000. O se parte de muy poco o hay que añadirle mucho.

Ya saben, lo de la botella medio vacía o medio llena.

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