Prueba del Opel Cabrio 1.6 SIDI 170 CV Aut.: cielo y tierra.

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Prueba del Opel Cabrio 1.6 SIDI 170 CV Aut.: cielo y tierra.

Angel Alonso - Publicado el 24/10/13

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Opel, en una etapa necesariamente creativa, ha hecho de este segmento una necesidad de prestigio y, sin andarse por las ramas, a su nuevo modelo lo ha llamado Cabrio, como elemento definitorio propio y exclusivo de entender este tipo de berlinas.

El cambio es bastante más profundo que el meramente nominal. No hay que buscar en este Opel Cabrio una nueva generación de los Kadett o Astra que hasta ahora llevaba la vitola de la marca alemana para conducir a cielo abierto. El salto cualitativo, Opel lo pone en remedos de clásicos como el Kapitan o el Record, modelos que en los año cincuenta del pasado siglo dieron a la marca de Russelheim mucho lustre en fiabilidad y estética.

Ciertamente, el nuevo Cabrio es un modelo que recoge avances estéticos muy notables, visibles y, en muchos casos, impactantes. Pero las sorpresas no las deja únicamente para el exterior, pues en confort y tecnología recoge todos los pasos de la marca, hasta el punto de que, sumado uno y otro factor, bien se puede estar de acuerdo con el subrayado de Opel de encontrarse ante un modelo premium o de alta gama a precio más comedido.

La tradición está en todo lo alto en el equipamiento de la capota de lona, para seguir fieles al dictado de los ortodoxos en la materia, que abjuran de las nuevas modas de los techos duros que conforman los nevos C.C. acrónimo de los coupe-cabrio y que se quieren enmarcar en un subsegmento.

Opel se concede un refinamiento con tres tonalidades de esta capota, a saber: Azul Le Mans, Gris Phantom y Caoba (el de la unidad probada por EFE) en conjunción con diez colores de la carrocería. El resultado es una variante que concede un desenfado propio de este tipo berlinas.

Pero la historia de la capota, elemento esencial de un cabrio no termina en estas anécdotas y encierra conceptos más profundos como el que se puede plegar y desplegar en un tiempo de 16 segundos, de forma automática desde un dispositivo en el túnel central. o incluso accionando el botón específico en la llave de compacto para que cuando haya que sentarse en el coche ya esté el escenario preparado. Las variantes en este aspecto concluyen con la facultad de encerrar la capota en marcha a velocidades de hasta 50 km/h.

En plena prueba, el conductor ya puede percatarse que el aislamiento acústico que proporciona la capota está en una valoración alta gracias a una capa de lana y poliéster entre las capas exterior e interior, además de un guarnecido especial. De cualquier forma, se hacen inevitables algunos susurros aerodinámicos cuando se trata de conducir en condiciones de viento rebelde.

El techo se esconde en un espacio del maletero que deja libre para la carga 280 litros, a los que hay que sumar otros cien con la capota desplegada. La ligereza es otra de sus notas destacables, por cuanto se han utilizado componentes de magnesio con ese fin.

Con el techo puesto, el Opel Cabrio ofrece una óptima visión lateral, ayudada por unos retrovisores con corrección de ángulo muerto y sistema de aviso de otros coches circulando por el lateral, pero la visión trasera queda muy limitada por la mínima expresión de la ventanilla trasera.

Cabrio es sinónimo de coche bonito, llamativo, en sus dos formatos de capota plegada o desplegada. El modelo de Opel no rompe el teorema y en la mirada desde cualquier posición uno se encuentra con un modelo atractivo a más no poder.

El dibujo lateral marca la pauta con un parabrisas muy inclinado y adelantado en las tomas de posiciones del capó, junto a una trazada muy limpia de la barqueta (en formato descapotable) con línea de cintura en una discreta progresión. A capota puesta, indudables guiños a la construcción coupe.

La delantera carece de una personalidad propia, pues responde al arquetipo de las arquitecturas de la marca, pero en la zaga hay un toque que no puede pasar desapercibido y es la elección de formas que sugieren diseño del Insignia, como forma de remarcar el carácter especial de este modelo, huyendo de cualquier detalle que le asocie con la gama Astra.

Las referencias internas están en un habitáculo que expone, por prolongación una filosofía coupe de 2+2 ocupantes, lógicamente, con espacio amplio para la fila delantera y más angosto en las traseras, aunque deja, para tratarse del coche que se trata, una distancia bastante aceptable entre filas. Los asientos se puede abatir por tercios para facilitar la carga de objetos alargados.

La percepción de calidad y acabado en los materiales y elementos entra por la vista y el tacto termina de corroborar esa primera impresión. Piel en los forros de volante, pomo y zonas del salpicadero con un cosido que impacta.

En el debe de Opel queda un recurso que no termina de eliminar, como el exceso de botonadura, incluso con dispositivos casi similares en el equipo de sonido y el navegador, que muchas veces inducen a confusión. No ha gustado lo pequeños que resultan a la vista los dígitos de los tacómetros que obligan a un exceso de concentración en su visión apartando la atención de la carretera.

Con el objeto de que el Opel Cabrio no sea un coche solo estacional, la marca ha profundizado en elementos de confort que puedan hacer al pasaje soportable situaciones meteorológicas más extremas de lo normal. La palma se la llevan unos asientos preparados, con agujeros en sus tejidos, para disipar aire frío, en caso de excesivo calor, o caliente, si el fresco se pone en las fronteras del frío.

También se puede contar con los deflectores de aire (opcionales) si se quiere circular a techo abierto por carreteras a velocidades por encima de los 80 km/h sin sufrir molestas turbulencias en el habitáculo .

El Opel Cabrio estrena uno de los motores de nueva generación del fabricante germano. Ha tocado el gasolina 1.6 SIDI (inyección directa) con potencia de 170 CV, sobresaliente en refinamiento, aprobado en comportamiento, ya que demuestra poquedad en aceleraciones y reacciones, que solo se pueden llevar a efecto a un
elevado régimen de giro, y suspenso en consumo, penalizado por un recorrido en carretera que no hubo forma de bajar de los 9 litros a los cien kilómetros, incluso en régimen de conducción ECO y a techo cerrado. Con el agravante de la conducción urbana, el límite de gasto se quedó, a prueba completa, en 12,5 litros. Números poco competitivos.

La caja automática, de seis relaciones, también es de nueva generación. Regida por sistema de convertidor de par, extiende en demasía los desarrollos en las relaciones largas. Pero sería injusto no reconocerle la suavidad de funcionamiento.

La dinámica se conjuga con referentes muy altos que, estos sí, parten del Astra, modélico en este apartado, y con algunos añadidos como la suspensión delantera HiPerStrut, concebida para la versión deportiva OPC del Insignia, además del sistema de amortiguación adaptativa (normal, tour y sport) en el conjunto del chasis Flex Ride. Algo más todavía: las sensibles mejoras operadas en rigidez y flexión sobre el Astra Twin Top, un 41 % en la primera, y un 27 % en la segunda.

Con lo que se tenía y lo agregado, este coche se desliza aún por firmes descuidados, toma curvas sin perder la posición, rueda con suavidad, a la par que ausencia total de balanceos, y, en definitiva, hace del paseo una experiencia de lo más agradable.

Vocación de premium arrastra este Opel Cabrio con un equipamiento propio de la única versión Excellence con la que se oferta el modelo. De ella forman parte el sistema de acercamiento del cinturón de seguridad, sistema de iluminación adaptativa inteligente, una segunda generación de cámara frontal Opel Eye y funciones ampliadas, aviso de cambio involuntario de cambio de carril, cámara de visión trasera y ayuda al aparcamiento.

Precio: por debajo de esa competencia que a la marca le gusta poner como punto de partida y, en ese punto, todos son ganancias y parabienes; alto si se compara con la oferta de las marcas generalistas, pero aquí se lleva la palma con equipamiento a la última. Teniendo en cuenta que los cabrios son coches caros desde el punto de vista estructural por sus bajos registros productivos, el modelo de Opel se queda en una posición favorable se mire por donde se mire.

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