A esta prueba le sigue el "test del monzón", que supone lanzar agua al vehÃculo desde todos los ángulos para asegurar la máxima calidad del sellado del coche.
Durante la prueba, se llegan a precipitar más de 1.000 litros en solo 15 minutos, lo que equivale a un metro de lluvia, según Nissan.
En total, entre el "test del lavavajillas" y el "test del monzón" se emplean hasta 30.000 litros de agua, lo que supone 2.000 veces más que la cantidad empleada en el ciclo de un lavavajillas doméstico corriente.
Los ingenieros de Nissan, ubicados en las instalaciones avanzadas de Cranfield (Reino Unido), son los encargados de hacer este ensayo, que no está totalmente automatizado y en el que los chorros que se lanzan están diseñados para operar a presiones extremas de 150 bar.
Un miembro del equipo permanece dentro del vehÃculo con un endoscopio de alta definición para observar dentro de los paneles, buscando incluso la más fina gota de agua que pueda penetrar.
Es tal la perfección que se busca, que se podrÃa desmontar completamente el interior para confirmar que no entra nada de lÃquido, según Nissan.
Para evitar que se despilfarre el lÃquido empleado en ambas pruebas, se pasa a un depósito gigante preparado para rociar al próximo vehÃculo que entre en la cámara.
Las normas de ensayo de Nissan son adecuadas para el clima habitual de Europa Occidental, pero también son lo bastante exigentes para ambientes o usos más extremos, destaca la marca japonesa
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