En Canarias esperábamos una temporada 2020 extraordinariamente apasionante, tras los cambios reglamentarios que nos iba a permitir disfrutar de rivalidades ‘de tú a tú’ entre los principales espadas del Campeonato de Canarias de Rallyes. Una oportunidad de oro, como avecinábamos en MotorCanario.com en este artículo, que se ha quedado en stand by por arte y gracias de un rival inesperado, el COVID-19.

Del calendario canario 2020 únicamente pudo celebrarse la Subida a Palo Blanco, a principios del mes de febrero al norte de Tenerife. Ninguna otra localización pudo celebrar su prueba, quedándose con la miel en los labios el Slalom de Arico y la Subida a Juncalillo (a escasos 2 días de su celebración) o el Rallye de Santa Brígida (a algo más de una semana vista). Antes, el Rallye Orvecame Norte había anunciado su aplazamiento al mes de octubre… y así a modo de “mascletá” prueba tras prueba ha ido confirmando su aplazamiento. Si miramos más arriba, en el resto del territorio peninsular ha sido un calco, sin una sola competición federada celebrándose desde este pasado fin de semana.

Pruebas tan importantes como el Rallye Sierra Morena (Copa de Europa y CERA) tuvo que cancelar su celebración con bastante antelación, en un ejercicio de responsabilidad social y deportiva pues dejaba de lado de una tajada cualquier tipo de atisbo de celebración. Irremediablemente, la escudería andaluza que lleva el mismo nombre del rallye, se veía obligada a cancelar también el Rallye de Pozoblanco.

El Rally Costa Brava -competición también FIA- comunicó su cancelación ya con los equipos dispuestos en la salida al tramo de calificación, el mismo viernes de la competición. Imaginad por un instante los gastos ya hechos por parte de todas las partes implicadas ¡de locos!

Por comunidades, una a una de las federaciones territoriales han comunicado el cese total de la actividad deportiva, precediendo al decreto estatal emitido por el presidente de la nación este pasado domingo.

Por tanto, con todos estos antecedentes, cabe pensar que ahora debe imperar la lógica y tomar medidas que, por más dolosas que puedan parecer, probablemente lo sean menos que si se retrasa la decisión de cancelación a última hora.

Entonces, ¿qué podría ocurrir con las pruebas de abril y mayo? ¿se podrán celebrar? Intentemos ser realistas ante la actual situación. En el calendario canario, para el mes de abril están fechadas pruebas como la Subida Los Loros (18 de abril), el Slalom La Guancha (19 de abril) y Rallye Isla Verde (25 de abril). Las dos primeras tienen visos de tener que ser aplazadas, pues con un mes mínimo de previsible situación de alarma nacional, será absolutamente imposible su celebración. En el mejor de los escenarios, el Rallye Isla Verde apuraría la última semana disponible para las inscripciones ante un hipotético –y muy poco probable- escenario de normalización.

¿Y el Rallye Villa de Adeje e Islas Canarias? La situación es muy complicada para ambas competiciones, máxime cuando la logística propia de ambas para los equipos participantes supone preparar todo con semanas de antelación. El grueso de sus inscripciones son foráneas, es decir, equipos peninsulares y extranjeros porque debemos entender que la razón de ser ambas pruebas reside en su internacionalización. ¿Qué equipos podrán organizar y garantizar su participación en este escenario? El hándicap es, si cabe, aún mayor para la prueba grancanaria, con decenas de equipos provenientes de Italia y resto de Europa.

La concatenación de circunstancias, imprevisibles por la propia naturaleza de la crisis –y quizás también por la nefasta gestión de la misma por parte de las autoridades- hace que no sea descabellado pensar en varios meses sin carreras en toda España. Los más pesimistas hablan incluso de dar por perdida la temporada 2020 al completo, ante las dificultades de ubicar tantas pruebas en la segunda mitad del año y las “precariedades” económicas generalizadas que llegarán.

En general, las pruebas que más facilidades tendrán para su aplazamiento y obtener viabilidad este 2020 sean las más modestas, como pruebas de montaña, slalom y similares, así como rallyes compactos, cuyos organizadores tengan cuentas saneadas y una férrea consolidación institucional y de apoyo privado. Pero que nadie se lleve a engaño: el COVID-19 hará una criba desmedida de pruebas.

Es momento de apelar a la conciencia de todos nosotros, pensando en la obligación legal y moral de permanecer aislados, al objeto de frenar la propagación del virus lo antes posible y así poder reactivar toda la maquinaria. ¡Está en nuestras manos, hagámoslo posible!