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Prueba
Prueba del Mini Clubman Cooper S: más allá de la tradición.
Técnicamente, el nuevo MINI Clubman se ha incorporado al mercado para sustituir a otro Clubman, pero lo cierto es que esta nueva generación va más allá de la tradición del modelo y nos propone un familiar compacto de mayores proporciones que supone para la firma británica un nuevo paso en la búsqueda de nuevos clientes.

 Fernando A. Marqués - Publicado el 30/diciembre/15
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Poco a poco, a partir de una carrocería tradicional, la marca británica ha ampliado las posibilidades MINI hasta el punto de contar hoy con un amplio catálogo de modelos que han encontrado su sitio en el mercado convirtiendo el prefijo Mini, cuyo significado es pequeño, en una marca que mantiene las esencias originales pero que está haciendo crecer en tamaño a todos sus modelos para consumar una mejor adaptación a las exigencias actuales de los automovilistas en todo el mundo.

Dice la marca, en el caso del Clubman que es una propuesta más madura en comparación con el resto de la gama MINI en materia de versatilidad, habitabilidad y equipamiento, ya que la nueva entrega lleva a 4,25 metros la longitud y la anchura a 1,8 metros, lo que supone que son 27 centímetros más de largo y 9 más de ancho que el MINI de 5 Puertas, ya todo un ejercicio transgresor en la historia de la marca.

El nuevo Clubman ofrece cinco asientos para cinco pasajeros adultos y maletero para satisfacer las necesidades de transporte de una familia media, con 360 litros, ampliables a 1.250 litros si los asientos traseros, cuyos respaldos están divididos en una relación de 40:20:20, son abatidos.

Aún siendo un familiar, el nuevo Clubman es el MINI más musculado. El diseño frontal característico de la marca en esta nueva generación luce más gracias a la anchura, pero también al largo y a la línea de cintura, convergente con la del techo en la final trasera.

La carrocería nos presenta una configuración tradicional de cuatro puertas, en lugar de las dos y media anteriores, y en la parte trasera una puerta de doble hoja, una concesión que se mantiene fiel al Clubman original.

En la parte trasera, además de estas dos puertas, otra nota dominante son las ópticas, alargadas y de grandes dimensiones, que exhiben,. eso, sí una firma lumínica reconocible como la de la nueva generación MINI, al igual que la delantera.

En el interior, las variaciones de estilo son menos radicales, aunque la anchura determina y favorece el aspecto general de la cabina. No obstante, el diseño ha recibido los retoques necesarios para simplificar la composición del tablero de abordo, mejorando la sensación de amplitud. Es ahora un poco menos recargado.

Los ocupantes del Clubman van a percibir claramente una amplitud inédita en la marca en todos los espacios del coche y especialmente en el trasero y el maletero. En el Clubman se acabaron las angosturas interiores pero también las de acceso, porque las puertas traseras son amplias y facilitan la entrada como en cualquier otro familiar.

El crecimiento del Clubman ha impuesto al fabricante una profunda modificación de algunos elementos estructurales para mantener los principios de conducción de un MINI.

La sofisticada tecnología del chasis mantiene las sensaciones de conducción del MINI tradicional, una cuestión nada fácil de lograr teniendo en cuenta la mayor anchura de vías, la longitud total y, lo que es más importante, la distancia entre ejes, con 2,67 metros, frente a los 2,54 de la generación anterior.

Sentir para creer. Con las nuevas cotas el fabricante asegura que las sensaciones son auténticamente MINI, lo cual parece a priori improbable, pero tras la prueba de conducción se coincide plenamente con la marca y hay muy poca diferencia con el resto de los modelos de la marca.

El incremento de cotas no le resta agilidad en los escenarios de curvas y da igual su radio de giro, porque el Clubman se mueve bien en todas ellas y se siente como va agarrado al asfalto sin un mal signo de debilidad dinámica. El mayor ancho de las vías compensa la longitud proporcionando una mejor colocación del coche en los giros, así como la configuración del eje delantero, con articulación única y montantes telescópicos de componentes completamente nuevos, y la del eje trasero multibrazo, que ha sido optimizado específicamente para este modelo.

La dirección, de asistencia electromecánica, con la función Servotronic incluida de serie, también responsable de la forma de meterse en las curvas. No obstante la asistencia eléctrica sigue proporcionando mala información de la posición de las ruedas en algunos momentos, especialmente en las salidas de las curvas.

Conviene anticipar y abrir el giro para no encontrar en la aceleración la dirección excesivamente cerrada.

Las buenas condiciones dinámicas del Clubman se aderezan con algunos sistemas de asistencia. De serie cuenta con el control dinámico de estabilidad (DSC), el control dinámico de tracción (DTC) y el bloqueo electrónico del diferencial (EDLC). Y la versión protagonista de esta prueba dinámica el Performance Control, con el reglaje específico de la amortiguación y suspensión para este modelo.

Este Cooper S está dotado de un propulsor que es viejo conocido en la marca. Se trata del tetracilíndrico de 2.0 litros turboalimentado de inyección directa, con sistema de regulación variable de las válvulas y control variable del árbol de levas. Con 192 caballos de potencia y 280 Nm de par motor que se entregan a partir de las 1.250 revoluciones, lo que supone que su comportamiento es muy similar al de un diesel, es decir, tiene una similar capacidad de aceleración y recuperación.

Con este propulsor, asociado a la caja manual de seis relaciones, y un bastidor muy afinado, el Clubman se convierte en un familiar deportivo, con todo un derroche de potencia.

En esta combinación de transmisión manual hay un buen equilibrio prestacional, aunque nuestra preferencia está con la transmisión automática, especialmente la de seis relaciones, aunque MINI también ofrece la nueva de 8 marchas.

Con la forma de entregar el par y la potenciar, la caja manual, una vez lanzado el coche, requiere poco uso. Las recuperaciones son tan eficientes a cualquier régimen que el cambio de relaciones necesario para no perder ritmo es mínimo.

La generosa caballería de este Cooper S nos muestra una gran capacidad del bastidor, que puede admitir mucho más sin resentirse. El bastidor soporta elevadas velocidades de paso por curva sin mostrar fatiga dinámica. Llegar a sus límites exige una conducción muy extrema.

En líneas generales, el coche, aunque con tendencia subviradora, se muestra neutro si no se apura la llegada a las curvas. Con un poco de anticipación el coche entra limpiamente en las curvas y se mantiene sobre raíles.

Como ya ha quedado apuntado, en la salida de los giros, la mala información transmitida por la dirección eléctrica hace que nos encontremos con la dirección excesivamente cerrada. También un poco de anticipación mejorará este proceso.

Con ese Cooper S se tiene la posibilidad cambiar los reglajes del coche con el sistema `Driving Modes`, mediante la selección de los modos MID, SPORT y GREEN. La selección se realiza mediante el accionamiento de un botón giratorio que se encuentra en la base de la palanca de cambios.

Estos modos de conducción inciden en la curva de aceleración, en la dirección, así como en la velocidad de los cambios de marchas con caja de cambios Steptronic y en el sistema de control dinámico de la suspensión DDC.

Si se activa el modo GREEN en combinación con la caja de cambios Steptronic, el sistema pone en funcionamiento el modo de propulsión por inercia, estando desacoplado el conjunto propulsor.

En cualquiera de estos modos de conducción el Cooper S se muestra muy efectivo y en el modo `Verde` se logran consumos muy ajustados a las prestaciones del coche.

No obstante, con ser una buena combinación motriz, nos parece más racional, una vez conocido el rendimiento del motor utilizado en el Cooper, el nuevo tres cilindros de 1.5 litros y 136 caballos que se muestran sobrados para disponer de una reserva de potencia en caso de necesidad, gracias también a una entrega de par a bajo régimen como corresponde a un propulsor turboalimentado.

El MINI Clubman y especialmente este Cooper S tiene una posición privilegiada en el mercado de los familiares compactos, porque nada más llegar se sube a la cúspide de un segmento dominado por los modelos de gran volumen, sin un competidor directo que muestre valores similares.

Para convertirse en una alternativa de estilo a los tradicionales del segmento, MINI ha configurado una amplia gama de posibilidades, con motorizaciones de gasolina y diesel que abarcan, además, un variado espectro de potencias, lo que permite una tarifa accesible en las versiones de acceso One y One D, aunque por encima de sus oponentes en este mercado.

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