Por más excusas que se pongan, el daño es irremediable y evidentemente no es fruto de una circunstancia de última hora. Un evento del calado de esta prueba del S-CER no puede depender de unos permisos hasta el último día. Si esta fue la forma en la que el comité organizador del Rallye de Tierra Isla de Los Volcanes pretendía amedrentar y coaccionar a las instituciones, la realidad es que se ha dado un baño de realidad. Si por el contrario ha sido la institución insular la que ha engañado con ahora sí y ahora no, habrá que pedir responsabilidades.

Las federaciones tenían que haber sido jueces y testigos de la situación, ya que no solo deben estar para cobrar su parte del pastel y legislar en lo deportivo una vez arrancada la competición, sino que deben velar por los intereses comunes del colectivo. Es evidente que aquí quien más dañado sale son los deportistas venidos de península, a los que el automovilismo canario debe estarles eternamente agradecidos por confiar en que la situación se solucionaría... y eso que corrió durante meses el rumor de que casi no vendría ninguno de ellos. El catarí Nasser Al-Attiyah fue quien primero se apeó del barco, alegando otros compromisos deportivos pese a haber sido la principal arma publicitaria del organizador del rallye conejero.

En definitiva, que nadie eche balones fuera que son igual de culpables de la situación que tristemente y con amplia vergüenza se está viviendo estas horas.

PD: por respeto a quienes se están viendo gravemente dañados, no publicamos la foto enviada por el comité organizador donde se aprecian muchas sonrisas.